Estaba una vez más frente a él,
puedo decir que tenía la misma sonrisa,
si esa de la que me enamoré,
esa que alegraba los días de cualquiera,
esa que te invitaba a pecar,
esos ojos que brillaban más que la luna llena,
esos ojos que sólo me veían a mi,
esa piel morena que me estremecía,
ese hombre al que yo quería,
tan guapo, tan alto, tan inteligente
y estaba allí sólo para mi…
y aunque no fuera para siempre,
quería quedarme a vivir en ese momento el resto de mi vida.