En mis noches de penumbra,
abundantes sentimientos agobiantes…
el cielo, el sol y las estrellas…
son llamados fuertemente por mi corazón…
Absolutamente nada funcionaba, nada dejaba
que aparecieran y alumbrara
mi destierro en soledad…
Pero un día me fije a un lugar infinito,
a la ventana de la razón a
vi como un brillo se acercaba lentamente
aferrado a mi fe, sin dudar que fuese para mí,
presto y dispuesto la seguí…
El brillo entró hasta lo profundo de mi ser
como luz de luna llena
era duda…
y fue la duda la que me mantuvo vivo.