Cruzando los cielos, mostrando el camino, afable y sigilosa cómplice de mi destino. Misionera en búsqueda de paz y consuelo, ven, deja que te vea esta noche te pido con desvelo.
Dichosas las nubes que están junto a ti. Aunque el alba amenaza anunciando tu pronta ausencia.
Son los aires helados y mi piel fría, la señal de tu llegada.
Tus canciones y aliento congelante, musitan en mi cuerpo ya distante. Dominante del cielo nocturno eres proclamada.
En lo alto, vigilantes las estrellas te acompañan, ejércitos de grillos le cantan a tu sabiduría.
Y ante ti, estando de pie, muy lentamente se va sentando mi alma.
Viendo al cielo también quisiera ser una estrella fugaz, y vestida con la luz de una nueva luna, suspiro y digo: Luna… eres una musa eficaz.