La belleza de una muerte consciente
la observas, la tocas mientras pasa
una muerte pedida, lógica y elocuente
que con la justicia universal te enlaza
Mientras las canas blancas adornan
cuales flores en templo colonial bendito
a las arrugas orgullosas no las sobornan
con la vida larga que tuvo, suficiente endito
Saborea la muerte elocuente y dura
que segura de su oficio no te olvida
te encuentra cuando el alma madura
¿quién dijo que era peor que la vida?
Así, la muerte elocuente y a veces justa
te abraza y te besa en la frente
ya ni el más mísero pensamiento asusta
ya tranquila puede estar la mente
Mas me han de perdonar muchos
si en otras formas veo justicia
no necesariamente con cartuchos
que adornan el acto con delicia
Con muertes “naturales” de viejos sabios
se olvidan hasta donde llega la justa muerte
envuelta en sollozos besa jóvenes labios
es justicia, si, otros dirán que es mala suerte.
Inocente la triste muerte también llora
que sabe la extensión de la justicia
en que el azar es fuerza neutralizadora
entre la bondad y la inmundicia