Para quien se obsequia una responsabilidad
intempestiva la culpa le abraza el pecho
deberá resolver cual problemática con habilidad
desde el nacimiento hasta su último lecho
la culpa ceremoniosa abraza de frente
es una gravedad que latente hacia el suelo jala
jala de las cuerdas de la mismísima frente
agacha los hombros, cualquier optimismo arrala
de la semilla sembrada surgen sus espinosas hojas
así sus tallos y sus pétalos en el pecho se instalan
mira sus hojas agonizantes, aún jóvenes y sus flores rojas
disecadas y aún casi muertas con su peso agobian
mira las costillas todas enredadas en espinosos tallos
y los ojos pretenden cerrarse, mas petrificados lloran
no se cierran, no se abren, mira en las lagrimales cayos
y fallos y fallos y sus manos oran mas el infierno imploran
saborea ácido, huele putrefacción, toca espinas
mira dolor, oye alaridos de pura lamentación
de buenas intenciones mira las bellas ruinas
mírale zambullirse en negras aguas de desolación
en las aguas mientras mira su extraño reflejo,
la respuesta a la duda existencial le amanece
con rasgos de dureza que dejan perplejo
¿quien soy yo? y ¿ a mi quien me merece?