Tenía vista directa a tus ojos, acceso total a tus manos y permiso de robarte cuántos besos quisiera, y aún así no era suficiente para mí.
Quería que tus ojos buscaran los míos, que tus manos me tomaran por desprevenida y que tus labios me encontraran en la oscuridad.
Deseaba toparme con tus sueños y descubrir que aunque no lo decías en voz alta, yo estaba en ellos, como plan para cumplirlos juntos.