Llevo horas sentada frente a la computadora, tratando de expresar todo lo que me estás haciendo sentir desde hace más de dos años.
Escribo, borro, escribo, borro y vuelvo a borrar, y la única pregunta de la que estoy segura te quiero hacer es: ¿qué me has hecho?
Los recuerdos volaron hoy, cuando a pesar de que me repetí una infinidad de veces que estaba bien, sentí el aroma de tu perfume y dirigí la mirada sobre mis hombros para tratar de toparme con la tuya.
Pero no estabas, no estás desde hace veintiún días y desde entonces no conozco la cordura ni estabilidad.
Te pido, suéltame tú porque yo sigo aferrada a tus manos; déjame tú porque yo sigo pendiente de tu mirada. Rómpeme de nuevo porque siento que esta vez te llevaste mis fuerzas por completo.