¡tiempo! -grite, antes de tomar una pausa para recobrar el aliento mientras jugábamos a las atrapadas. Pero, lo dije también antes de perder en el juego, porque no me gustaba perseguir a los demás.
¡tiempo!, ¡tiempo! pero ahora ¿con qué excusa?
Después de 15 años sigo pidiendo tiempo, y en ocasiones cuando no lo necesito. pero es una barrera contra el miedo.
¡tiempo! como si de verdad fuera a detenerse un segundo, como si tuviera la oportunidad. Pero todo tiene el tiempo medido, el correcto. Y es por eso mismo que seguimos comparando lo eficiente con un reloj, que no falla, que está siempre preciso y exacto.
Siempre me digo que cuando las cosas no marchan bien, necesito darme un tiempo, meditar y tal vez hacer todo diferente.
Y, es el mejor consejo que me he dado y que he podido dar.
Quizá porque cuando me di cuenta que necesitaba ir más lento, pude pensar mejor, darme la oportunidad de ver otras opciones y luego, decidir.
Que al final esto no es una competencia, porque sí, el tiempo es relativo, y no funciona igual para mí que para los demás.
Que soy yo quién decide que hacer con el tiempo que tengo y quizá solo necesito dejar de pedirlo y empezar a usarlo.
Reblogueó esto en Versos sin identidady comentado:
Otra perspectiva en un lugar distinto
Me gustaMe gusta