Detesto tus suaves labios aún sabiendo que son prohibidos.
Detesto tu tierna y pícara sonrisa, juro que la detesto porque la siento tan mía.
Tus detestables ocurrencias me roban risas únicas.
¡Todo tú me haces… ¡no sé! Descontrolarme, perderme, olvidar que eres prohibido y solo querer detestarte como nunca.
Y cuando nos amamos, detesto que me hagas tan tuya.
No somos amigos, no somos amantes, no somos nada, pero hacemos de todo.
No me importa que seas prohibido, solo te pido que si nos vamos a detestar, lo hagamos con todo el odio posible; porque amo la manera en que nos detestamos.