Papelitos de colores que rodean mis sentidos,
se mueven al ritmo de mis latidos
con cada risa y cada lágrima
cambian de color.
Tantos papelitos, diminutos y significantes,
soy el cascarón que los lleva siempre andantes;
con el pasar de los días tomo más colores, otros diseños.
unos cuantos respiros y motivación.
Las historias que se han pintado en mis mejillas
se las come cada carnaval
cuando estrello contra algo
que me derrumba y vuelvo a empezar.
Un corazón lleno de confeti
hecho pedacitos,
como un rompecabezas
armado por partes, historias y tempestad.
Corazón de confeti el mío
con tantas emociones desbordadas,
por el reloj devoradas,
con tantos colores que no tiene identidad.