solo somos dos niños
que juegan a existir
hasta que termina la hora de jugar…
mientras tanto nos arrastramos
empecinados con nuestros objetos
corremos tras ilusiones
que traviesas se pierden, se transforman,
se desploman y se escurren entre los dedos,
pretendemos saborear cual cosa brillosa,
misteriosa, extravagante y peligrosa
y salir vivos e intactos siempre en el intento
sabrosa y tediosa la tarea de nosotros eruditos
científicos apasionados…
acariciamos la verdad más caprichosa
la moldeamos bruscamente con torpes dedos
y saboreamos la exquisita experiencia de sentirla ceder.
con ello olvidamos que la hora de recreo se acaba,
aunque a veces sentimos el escalofrío del conocimiento
nos tomaremos la mano y en un parpadear
sabremos distraer la angustia
al final, solo somos dos niños…