Saber cocinar, planchar, lavar trastos, no barrer solo «por donde pasa la suegra» y cerrar la boca cuando los hombres hablan de política.
Tener en mente el costo del jabón y la libra de carne, cómo se le cambia un pañal a un recién nacido y por nada del mundo hacer comentarios sobre sexo, porque eso no lo dicen las señoritas.
El labial y maquillaje tienen que estar intactos y cuidado, que si fallamos y nuestra pareja nos deja es nuestra culpa, por no arreglarnos para ellos…
Pero, momento, ¿entonces estoy descompuesta?
Descompuesta de los pies a la cabeza, pero porque soy fan de hacer chongos con el cabello, no me gusta la cocina, pero sí el sexo.
De vez en cuando, no me maquillo y conozco sobre la situación política de Bolivia, mucho más que algunos hombres. Sin olvidar que uso prendas ajustadas y cortas, pero no para lucirles, sino para lucirme.
Sí eso es estar descompuesta, entonces sí estoy descompuesta.