La luz ya no es su musa
insiste en acariciar su rostro con tibieza
pero su voz no sale
le aturde su tardanza y la voz no sale
…
otro día en que siente la caricia de la luz
pero su cuerpo pesa tanto
sus alas no sirven para volar
¿para qué las ha obtenido?
…
descubre en su pecho el tic tac de un reloj
lo ha oido antes
«¿porqué te has estropeado?»
«no se cuando ni donde estoy» responde al fin
…
Sin brújula, sin reloj, sin alas
descubre los objetos faltantes
hay un mapa
pero sin brújula, sin reloj…sin alas
…
encuentra que ya no pretenderá cantarle al alba
que sentirá la caricia del sol
y esta vez, le verá a los ojos
aunque le aturda y sus ojos luchen por cerrarse
y algún día tal vez le de la bienvenida al primer rayo de luz que acaricie a la nube más alta