Te robaron tu hogar, tu visión, tu raíz, pero seguiste.
Te pusieron trapos encima y quisieron arrancarte la melodía de tus palabras, solo porque no la entendían, pero seguiste.
La dictadura llegó, te encerró y calló, pero seguiste.
Explotó la guerra, tú sangre corrió como ríos por los suelos, pero seguiste.
La peste vestida de democracia apagó la única luz de igualdad que tuviste y su hedor se instaló, pero tú, querida, seguiste.
Esta llamó a las ratas que pronto empezaron a subir de escalones; crearon su imperio con cuellos blancos y sacos largos que ocultaron sus colas mientras carcomían tu dignidad pero sí, tú seguiste.
Caras desconocidas vinieron con las mismas promesas vacías que todos te han hecho. Cansada y con un poco de esperanza quisiste que esta vez fueran ciertas.
Sin querer bajaste la mirada y viste los zapatos de payaso que traían, volteaste rápidamente y viste sus narices rojas, sabías que su truco barato te había engañado, pero tú, amada, seguiste.
Ahora que viene el desprecio de tu pueblo, la misoginia, la mentira, y la misma porquería sé que tienes miedo, que estás agotada de tantos años de dolor y sufrimiento, pero también sé que aunque te caigas a pedazos tú sabrás cómo defenderte y seguirás.