Los recuerdos se van desintegrando. Cada vez sin menos. Solo vienen fragmentos. Quisiera que llegaron completos. Detener esta distancia que los rompe a cada segundo, pero creo que no puedo hacer nada al respecto.
Ya no recuerdo mucho tu voz, de mi mente desvanece tu rostro y tu sonrisa escondida. Solo quedan pedazos de lo que compartimos.
Supongo que debo aceptar que lo nuestro ya pasó y no volverá, pues ya es una emoción extinta que trato de revivir hasta con las uñas.
Aún quedan algunas bromas, algunas conversaciones ordinarias de las cuales no me explico porqué las recuerdo a la perfección.
Todavía están nuestros helados en el balcón, viendo caer la noche, nuestras discusiones y los silencios, que tan frecuentemente, me dabas.
Duele, pero sé que los días continuarán llevándonos, de a pocos, al lugar en el que nadie recuerda y allí, amor, seremos eternos, pero no lo sabremos.
(18 de julio 2018)
-Amarela-