Cuando el silencio haya ganado la batalla del día, cuando llegues al espacio en el que estás tu y nada más que tu corazón desnudo, en esas sabanas del bendito celeste, que guardan el calor de mi abrazo, cierra los ojos, piensame, muerde tus labios y cree… simplemente cree que todo estará bien.
Descansa musa de mi vida.