a fuego lento crucifican pieza tras pieza
que ha nacido, vivido y luego muerto
luego cortado, recogido y adornado
al calor del insaciable vientre ennegrecido,
no hay máquina más lenta ni más ambiciosa
desplazarse es un crujir de estructuras y piezas
más desplazarse es tarea menesterosa
es mecánico, analógico y rústico
eso no le quita la mágica licencia
donde a la velocidad de la luz trasciende
y toca por tres segundos la escurridiza gloria
en su retorno atraviesa con paciencia
la trayectoria de quien nace, vive y muere
con sus cayos y sus pies ennegrecidos
al ritmo del canto visceral urgido
arrastrándose logra hacer arder su caldera
con eso en su paso lento de nuevo augura
saborear la gloria o morir en vil locura