En la esquina del panteón vi a un muerto llorar.
Murmuraban su nombre.
No era más que sombras, sombras y nada más.
Era un sueño, era la realidad.
Era la triste realidad.
No había flores, no había serenata
No porque no quería…
No porque no podía…
Simplemente la realidad se lo arrebato.
G.c