Te enamoraste del silencio
De las horas que pasaban con prisa
Del olor que soltaba su cabello
Y del sonido de su sonrisa
Te enamoraste de las noches de luna
De los minutos que podías pasar a su lado
De las tardes tirados en el césped
Mirando al infinito
De su voz, del reflejo de su alma
Te enamoraste de lo que veías y tocabas
De todo lo que imaginabas
De los caminos andados
De las tardes grises
De la lluvia fría
Te enamoraste de sus labios
De lo dulce de sus abrazos
De lo cotidiano de su compañía
Y le amabas en cada suspiro
Y le amabas con cada respiro
Y le amabas en total libertad