No hicieron falta las palabras
tú y yo sabíamos cómo debía terminar esto
le regalamos algunos suspiros al viento
un poco de agua salada
y unos susurros al oído
Era una tarde cualquiera,
gris cómo siempre
algo tormentosa quizá
o quizás era el alma que relampagueaba
anunciando el final
Sé que ambos esperamos palabras que no llegaron
esas que ninguno sabía pronunciar
pero que ambos moríamos por escuchar,
y así se fue esa tarde de noviembre
que escribimos en el aire promesas
que jamás se cumplirían
Y así se fue esa tarde,
con un beso en la mejilla,
un adiós en la garganta
y las calles, esas nuestras calles
siendo testigos de nuestro final