Como cada noche, estabas ahí
paciente, sereno
y eras una mezcla de ternura y lujuria
pleno de autocontrol,
y ahí estaba yo,
en la eterna espera
deseando que me despertaras del letargo
que me despertaras de ese sueño fatal
ese sueño,
que me decía que no pertenecías a mi mundo,
de ese sueño
que me decía que no eras para mí