Mientras más lo pensaba,
menos encontraba palabras
para describir lo nuestro
Era un secreto compartido,
Una amistad erótica
Era un ir y venir de emociones
de «te quieros» repartidos
en atardeceres prestados
eran momentos,
roces,
sonrisas
miles de caricias,
de deseos insatisfechos,
deseo de tenerte en mis brazos y no soltarte
eran miradas cargadas de sentimiento
no éramos novios,
ni solo amigos,
no habían etiquetas
no hacían falta,
si tú sabías bien que yo era tuya
y yo, quería creer que tú eras solo para mí
que aún con nuestras locuras
ambos pensábamos el uno en el otro
todo el tiempo,
que nos buscábamos con amor algunas veces
que rompíamos barreras para vivirnos
e inventábamos cualquier pretexto para encontrarnos
Entonces comprendí,
que no hacía falta nada,
si podía llamarte amor
si alguna vez, me decías «mi cielo»
y te perdías en mis ansias
y nos perdíamos, el uno en el otro
y eso bastaba