Me quedé atrapada en la metáfora del cielo.
En la que te comparo con él, no importa
el momento, de noche, de día o por la tarde,
eres como él, porque me gustas igual.
Porque te puedo ver en la tormenta,
en el cielo nublado, pero también en
el atardecer fugaz y colorido
que aparece después.
¿Y si tú eres mi atardecer fugaz?
No tengo el valor de negarle a mis ojos
el espectáculo de verte.
– Ragek