Cuando reduzco mi día y mi vida a ser el centro de todo yo misma, me convierto en una persona infeliz.
Porque pienso en todo lo que he perdido y en lo que nunca tendré.
En cambio, cuando impulso a mi mente y a mi corazón a ver alrededor.
Me doy cuenta que el dolor y el sufrimiento del día, es la cara opuesta de la belleza y el sentido mismo de la vida.
Menos de mi, es una invitación a renunciar a mi caótico mundo interior para sorprenderme del hermoso mundo exterior.