Si la vida sólo sucede una vez, la pregunta no debería ser ¿Qué haré cumplir cada una de mis metas?
Más bien debe ser ¿seré feliz mientras dure?
Quizá la felicidad se encuentra en el verdadero desconocimiento que tenemos de la vida, en el estado natural de todo hombre: no saber qué depara el destino.