Nadie ve todo lo roto de un corazón.
Nadie ve todo el dolor de un alma.
Nadie ve la realidad humana.
Quizá por que la liviandad grita en cada horizonte, buscando callar todos los destellos de profundidad que puedan surgir en el corazón humano.
La profundidad se encuentra en la cotidianidad.
en las conversaciones sin apariencias
en la vulnerabilidad de los sentimientos.
Nadie ve lo doloroso que es vivir en la superficialidad.